18 de diciembre de 2008

De la Gran Colombia al Mercado Común del Sur. Venezuela en los diversos mecanismos de integración regional.

“…No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión...¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830
Ultima proclama del Libertador Simón Bolívar

Resumen

La política comparada constituye un trabajo muy exigido y exigente para quienes la practican. El trabajo comparativo requiere amplios conocimientos de historia global y regional, a fin de discernir entre lo estructural y coyuntural de la política; de teoría social y sociología, para identificar los cambios significativos y cruciales para las diversas sociedades, Estados y formas de organización de la vida política. Con este trabajo se pretende analizar los diversos procesos de integración en Latinoamérica y el Caribe, desde la creación de la “Gran Colombia” en 1821 hasta el presente y futuro del Mercado Común del Sur. Además, se comparan los diversos mecanismos que actualmente están vigentes en el hemisferio, como la participación y propuestas de la República Bolivariana de Venezuela en cada uno de ellos.
Entre las conclusiones a las que se desea llegar con este trabajo se encuentran enumerar los obstáculos por los cuales un proceso de integración en la región aun no se cristaliza.
Palabras claves

Mecanismos de integración, Gran Colombia, UNASUR, MERCOSUR, Venezuela, Latinoamérica, federalismo, regulacionismo, ALCA, ALBA.


Simón Bolívar, el genio político detrás de la Unión.

El proceso de integración en Latinoamérica y el Caribe se remonta 200 años atrás (1800, siglo XVII) durante los tiempos de la lucha por la independencia suramericana en contra del colonialismo europeo. En ese entonces, Simón Bolívar “El Libertador”, y los próceres de América lucharon por construir un hemisferio unido. Lo lograron, y el sueño aunque duró solo diez años se vio cristalizado con la creación en 1821 de la República de Colombia, mejor conocida como la “Gran Colombia”. [1]
Bolívar en su Carta de Jamaica[2] escribe: «La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central cuya capital sea Maracaibo…Esta nación se llamaría Colombia como tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio».
Caída la Segunda República de Venezuela en 1814 y triunfante en 1816 el ejército español en Nueva Granada, tanto venezolanos como granadinos comprobaron que las naciones o repúblicas aisladas, son destruidas fácilmente por la potencia dominante. En una carta al General Santiago Mariño, del 16 de diciembre de 1813, Bolívar advertía: «Divididos seremos más débiles, menos respetados de los enemigos (...) La unión hará nuestra fuerza y nos hará formidables a todos». La unión fue la consigna de Bolívar a lo largo de toda su actuación en suelo latinoamericano. Los neogranadinos lucharon por la libertad de Venezuela en 1813, y los ejércitos venezolanos en 1819 salieron a dar libertad a la Nueva Granada.
La Constitución de la Gran Colombia

El 17 de diciembre de 1819, a orillas del río Orinoco, en la histórica ciudad de Angostura –hoy, Ciudad Bolívar- el Congreso de Venezuela dicta la Constitución de la República de Colombia, compuesta por Venezuela, Nueva Granada y Ecuador (todavía ocupado éste por los españoles); el territorio de la nueva nación comprende una extensión de más de 2.000.000 km2 y se encuentra dividido para su gobierno en tres departamentos: Venezuela, Cundinamarca y Quito, cuyas respectivas capitales son Caracas, Bogotá y Quito. La más alta jerarquía en el Ejecutivo de la República la tiene el presidente, y en su defecto el vicepresidente; además en cada capital de departamento habrá un vicepresidente. Los símbolos de la unión son los mismos de Venezuela, mientras el Congreso Constituyente de Colombia, que debería reunirse en territorio neogranadino en 1821, dictase su Constitución. Simón Bolívar fue designado presidente.
Realizadas las elecciones nacionales para elegir constituyentes, conforme a lo prescrito en el estatuto fundamental de Angostura, el Congreso de la República conformado por 57 diputados se reunió en Villa del Rosario de Cúcuta[3], Nueva Granada, el 6 de mayo de 1821. El 12 de julio del 1821 se firmó la ley fundamental de la Unión de los pueblos de Colombia, conocida como “Constitución de Cúcuta o Constitución de la Gran Colombia”.
División político-territorial. Bogotá fue designada capital de la República y ésta se dividió en departamentos, provincias y cantones; la máxima autoridad ejecutiva en los primeros era el intendente, en las provincias el gobernador y en los cantones el juez político. Se le dio a la Gran Colombia: Escudo de Armas, Sello y Bandera; esta última fue la tricolor que había venido usando Venezuela.
Poder Legislativo: El Congreso adoptó medidas que preveían la abolición progresiva de la esclavitud, decretó la abolición del tráfico de esclavos, y legisló sobre la enseñanza pública, poder judicial, naturalización de extranjeros, exención de porte de correos a periódicos y otros impresos, libertad de imprenta, importación, aranceles y tarifas, registro de buques nacionales y nacionalización de los extranjeros, tabaco, factorías y exportación, contribución directa, asignación de bienes nacionales a los servidores de la república, confiscación de bienes pertenecientes al Gobierno español, extinción de los tributos de los indígenas, contaduría general de Hacienda, papel sellado, uniformidad de pesos y medidas, enajenación de tierras baldías, modo de proceder contra conspiradores y perturbadores de la tranquilidad pública y otras materias de capital interés para el desenvolvimiento de la administración nacional.
Poder Ejecutivo, está depositado en un presidente y un vicepresidente. El período gubernamental es de 4 años. El presidente elegido en Cúcuta fue el Libertador Simón Bolívar y como vicepresidente resultó electo el general Francisco de Paula Santander.[4]
Militarmente, de acuerdo con las facultades que le había otorgado el Congreso para dirigir la guerra, el Libertador emprendió la Campaña libertadora del Sur. Luego de singulares batallas, el 13 de julio de 1822 se incorpora formalmente Guayaquil a la Gran Colombia. Llamado por los patriotas peruanos, emprende viaje por mar el 7 de agosto de 1823 desde Guayaquil, y llega el 1 de septiembre a Lima. Estará en el Perú hasta el 3 de septiembre de 1826, cuando emprende el regreso después de dejar libre de la dominación española a la tierra de los incas y de haber fundado la República de Bolivia.
Durante la ausencia del Libertador, el vicepresidente Santander rigió los destinos de Colombia desde Bogotá, adonde se había trasladado ya el Gobierno a fines de 1821. Los congresos constitucionales de 1823, 1824 y 1825, que se reunieron en aquella ciudad con participación de senadores y diputados de todas las provincias, orientados por la capacidad administrativa y política del vicepresidente y sus principales colaboradores, fueron estructurando mediante numerosas leyes y resoluciones la vida civil de la República. La batalla de Carabobo en 1821, la batalla naval del lago de Maracaibo de 1823, la derrota de las fuerzas del coronel Agualongo por el general Bolívar en Ibarra, y la toma de Puerto Cabello por el general José Antonio Páez en noviembre de ese mismo año pusieron fin a las actividades bélicas de fuerzas regulares españolas en territorio grancolombiano.

Relaciones Internacionales de la Gran Colombia.
Estados Unidos en 1822, Inglaterra en 1825, Holanda en 1829 reconocieron la independencia de la Gran Colombia, y otras naciones, enviaron cónsules y agentes oficiosos a Bogotá y a los principales puertos de la República. Se reanudaron las relaciones diplomáticas estables con la mayoría de las naciones de América Latina de origen hispano, así como con el imperio del Brasil. Se estableció contacto directo con la Santa Sede, que accedió a consagrar a los arzobispos y obispos propuestos por las autoridades, aunque se negó a aceptar que la República, como lo había declarado el Gobierno, estuviese en posesión del llamado «derecho de patronato»[5] como sucesora de la Corona española. En 1824 la República contrató en Inglaterra un empréstito de 4.750.000 libras esterlinas. Los puertos grancolombianos continuaron abiertos a los buques mercantes de todas las naciones, excepto España, y se ofrecieron en venta tierras baldías a compañías extranjeras que se propusieron fomentar la inmigración. A pesar de las protestas o la resistencia de la Iglesia, pequeños grupos de no católicos, principalmente comerciantes y artesanos protestantes y judíos, se avecindaron en algunos puertos y hasta en poblaciones del interior. También tuvo cierto auge la masonería. En cambio, el proceso de abolición paulatina de la esclavitud avanzó muy lentamente y las tierras de algunos resguardos de indígenas empezaron a pasar a manos de particulares criollos o extranjeros. La distribución de los bienes nacionales (secuestrados a españoles o a criollos realistas expulsados) entre los servidores militares de la República, continuó, pero lo complicado del procedimiento dio lugar a abusos en las altas esferas del Gobierno central y al acaparamiento de tierras por algunos jefes, José Antonio Páez entre ellos.
Crisis y caída de la Gran Colombia.
En 1825 se celebraron nuevas elecciones para la presidencia y la vicepresidencia de la República. Las ganaron, respectivamente, Bolívar y Santander, pero durante la campaña electoral, el segundo fue objeto de fuertes críticas, especialmente en ciertas poblaciones de Venezuela y en Cartagena. La polémica sobre el modo como se había contratado y distribuido el empréstito de 1824 desempeñó en estos resultados un importante papel. Al mismo tiempo, se había despertado en ciertos sectores del centro-occidente de Venezuela un sentimiento de frustración por verse gobernados desde Bogotá, en tanto que entre los funcionarios civiles y los intelectuales de Nueva Granada se veía con desconfianza la posición preponderante que en las Fuerzas Armadas habían alcanzado muchos venezolanos. La condena a muerte del coronel Leonardo Infante en 1824, en Bogotá, la crisis político-jurídica abierta por la oposición del letrado Miguel Peña a firmar la sentencia, y la final ejecución del reo a comienzos de 1825, habían contribuido también a agudizar esas tensiones. En el Ecuador, que permanecía más tranquilo, existía descontento entre los dueños de obrajes, cuyos tejidos sufrían la competencia en precio y calidad que les hacían los importados de Inglaterra, y un malestar económico generalizado debido a que aquella región había costeado en una alta proporción los gastos del ejército grancolombiano libertador del Perú. En el ámbito político, muy pocos eran los nativos del Ecuador que ocupasen posiciones de alguna importancia en el Gobierno central.
La crisis, económico-fiscal por un lado, y político-militar por otro, estalló en los meses iniciales de 1826. Así empezó a resquebrajarse la Gran Colombia, cuando quebró la casa londinense de Goldschmidt, que administraba los fondos del empréstito, con lo cual el crédito externo de la Gran Colombia sufrió un colapso total. Sumado a ello, un movimiento separatista estalló en Venezuela el 30 de abril de 1826, encabezado por las municipalidades de Valencia y Caracas. El general José Antonio Páez tuvo un papel de primer orden en este movimiento que pasó a la historia con el nombre de La Cosiata.
En noviembre de 1829, Venezuela anuncia que se separa de Colombia. Han renacido y esta vez se han encauzado con mayor efectividad los propósitos de La Cosiata.
En enero de 1830 se reúne en Bogotá el Congreso Constituyente convocado por Bolívar, quien renuncia ante él sus poderes. El 6 de mayo abre sus sesiones en Valencia el Congreso Constituyente de Venezuela. José Antonio Páez declaró la autoctonía de Venezuela y promulgó el reglamento de Elecciones para la reunión del congreso constituyente. El Diputado José Luis Cabrera, al proponerse un pacto con Colombia, declara: «Que el enunciado pacto no puede tener lugar, mientras exista en el territorio colombiano el General Simón Bolívar». El 13, Quito se separa de Colombia. El 4 de junio es asesinado en Berruecos el gran mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. El 22 de septiembre el Congreso de Valencia aprueba la Constitución de la República soberana de Venezuela. Páez es el primer presidente. El 23 de septiembre Quito promulga su primera Constitución. El general Juan José Flores ocupa la presidencia del nuevo Estado que se denomina Ecuador. Bolívar muere en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830.
Aún después de muerto el Libertador, el general Rafael Urdaneta, a la cabeza del Gobierno en Bogotá, trata de restablecer la unidad. No lo consigue, y ha de renunciar en abril de 1831. La Nueva Granada constituye también una república soberana, cuya presidencia asumirá Santander en 1832. En 1863 se llamará Estados Unidos de Colombia, y a partir de 1886, República de Colombia.
Luego de esta etapa de integración regional, Venezuela se vio sumergida en una etapa de Caudillismo y Guerra Federal, donde los altos jefes militares predominaron en la escena política del país. Más de veinte presidentes entre militares y civiles, tomaban el poder del país, por elecciones, revoluciones o golpes de Estado. Así llegamos, luego de la segunda guerra mundial, hasta el 30 de abril de 1948, cuando 21 países del continente americano se reúnen en Bogotá, Colombia, para participar en la IX Conferencia Internacional Americana, donde se firma la Carta de la Organización de Estados Americanos.
La Organización de Estados Americanos (OEA)
La Organización de los Estados Americanos (OEA) reúne a los países del hemisferio occidental para fortalecer la cooperación mutua en torno a los valores de la democracia, defender los intereses comunes y debatir los grandes temas de la región y el mundo. Es el principal foro multilateral de la región para el fortalecimiento de la democracia, la promoción de los derechos humanos y la democracia. Su máxima instancia es la Cumbre de las Américas, a la que asisten los mandatarios de los 34 paises miembros, ya que Cuba fue expulsada de su seno, por considerar al comunismo contrario a los principios de la Organización.
Los países miembros establecen políticas y objetivos por medio de la Asamblea General, que convoca a los ministros de Relaciones Exteriores de las Américas a un período ordinario de sesiones que se celebra todos los años. El Consejo Permanente, conformado por embajadores nombrados por los países miembros, se reúne periódicamente en la sede la OEA en Washington para ofrecer lineamientos sobre políticas y acciones vigentes.
La Secretaría General de la OEA pone en práctica los programas y políticas establecidas por los organismos políticos. El Secretario General y el Secretario General Adjunto son elegidos por los Estados miembros y cumplen un mandato de cinco años, y coordinan el trabajo de las siguientes secretarias: Subsecretaría de Asuntos Políticos, Subsecretaría de Seguridad Multidimensional, Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral, Subsecretaría de Administración y Finanzas, Departamento de Asuntos Jurídicos Internacionales.
Actualmente esta organización (OEA) es más un foro político que un mecanismo que sirva eficazmente a la integración de los pueblos, pero es incluida dentro de los mecanismos de integración debido al papel que han desempeñado sus comisiones y secretarias en pro de una unidad regional.
Venezuela y los diversos mecanismos de integración latinoamericana
En la década de los sesenta –paralelamente al proceso europeo- se inició un proceso de integración regional con esquemas como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), donde los países miembros, entre estos, Venezuela, se comprometían a crear una zona de libre comercio en un plazo de doce años, plazo que fue modificado veinte años más, hasta 1980, año en que el ALALC es reemplazado por la Asociación Latinoamericana de la Integración (ALADI), cuyo objetivo es crear un mercado común por medio de iniciativas multilaterales flexibles.
Para 1969, mediante la suscripción del Acuerdo de Cartagena surge el proceso andino de integración conocido como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que en principio agrupó a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, este último se retiró durante la dictadura de Augusto Pinochet, pero luego pediría su reingreso en 2006. Venezuela suscribió el Acuerdo en 1973, pero se retira en 2006 argumentando que los Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos firmados por Colombia y Perú desvirtuaban el objetivo por el que se creó la CAN.
En 1973, con la firma del Tratado de Chaguaramas, se crea la Comunidad del Caribe o CARICOM (en inglés), con el fin de integrar un mercado común en la región del Caribe. Estuvo integrada en un comienzo por Barbados, Guyana, Jamaica, y Trinidad y Tobago. Actualmente cuenta con quince miembros plenos, cinco miembros asociados, y siete miembros observadores.
El 18 de diciembre de 1986, por la Declaración de Rio de Janeiro, suscrita por los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela se crea el Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política, o Grupo de Rio. Este mecanismo fue creado en sustitución al Grupo Contadora[6].
Área de Libre Comercio para las Américas
El Área de Libre Comercio para las Américas vino a ser el arma utilizada por el gobierno de Estados Unidos de América para la explotación de Latinoamérica, tal como lo ha denunciado el presidente venezolano, quien en vista de los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por Colombia y Perú con EEUU, decide en 2006 retirar a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, y pedir el ingreso al Mercosur, petición que fue aceptada ese mismo año. Pero un factor interno en Estados Unidos le juega en contra al actual presidente Bush, y es que el Congreso de los Estados Unidos no ha ratificado aún los TLC con Colombia y con Perú, así como con algunas de las naciones centroamericanas. La ratificación del tratado por parte del Congreso es un requisito sine qua non para la entrada en vigencia del acuerdo comercial. Muchas de estas ratificaciones o rechazos, serán postergados hasta enero de 2009, fecha en la que asumirá el poder el nuevo presidente norteamericano Barack Obama.
Por esta razón, el presidente George Bush, aprovechó la presencia de los mandatarios centroamericanos en New York, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, para presentar el 24 de septiembre de 2008, una declaración bajo el título "Camino a la prosperidad en las Américas", junto a los presidentes de once países quienes reafirmaron sus "compromisos compartidos con el comercio y la liberalización de inversiones, la inclusión social, el desarrollo, el derecho y la democracia". En el encuentro participaron los presidentes de Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, y Canadá. Se trata en todos los casos de países que tienen vigentes o al menos firmados Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Aunque en este momento la iniciativa “Caminos” carece de medidas concretas, se trata de un eufemismo para el ALCA, ya que sus componentes principales evocan el inacabado proyecto de libre comercio iniciado en 1994. La iniciativa cuenta con una agenda y acuerdos económico-mercantiles y financieros bajo el pilar denominado ‘Competitividad y Prosperidad’. Igualmente contiene una agenda complementaria de carácter militar, de lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la migración ilegal bajo el pilar de ‘Seguridad’.
“… una de las maneras más seguras de hacer que la oportunidad sea real para todos nuestros ciudadanos es abrir nuestras puertas al comercio.” Camino hacia la prosperidad. Discurso 6 junio, 2005. Pdte. George W. Bush
El ALCA establecería una sola zona de libre comercio entre las 34 economías de la región. Este instrumento tenía como objetivo la eliminación progresiva de las barreras al comercio y la inversión. Doce grupos de trabajo fueron creados para tratar temas como el acceso a los mercados, la agricultura, las compras del sector público, la inversión y los derechos de propiedad intelectual, entre otros. El ALCA además se enmarcaba dentro de una estrategia de seguridad nacional de EEUU.
Sin embargo, la iniciativa del ALCA se vio frustrada en 2005. La disparidad en las negociaciones ya que EE.UU. se rehusó a negociar el tema de los subsidios agrícolas y sus prácticas antidumping y en cambio demandó apertura en propiedad intelectual, compras públicas, inversión, además del liderazgo de Venezuela, Brasil, la movilización social en Bolivia, y los intereses divergentes entre los países debilitaron su aceptación.

El Mercado Común del Sur. MERCOSUR
En 1985 se puso en marcha un proceso de integración, que recién entró en vigencia el 15 de diciembre de 1995, conocido con el nombre de Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el cual estableció un arancel externo común, y una zona libre de aranceles para los productos de los paises miembros, con la excepción del azúcar y el sector automotriz. Sus propósitos son promover el libre intercambio y el movimiento de bienes, personas y capital. Entre sus miembros plenos se encuentran: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, y recientemente Venezuela. Con el ingreso de Venezuela al Mercado Común del Sur, el bloque pasó a representar el 78% del Producto Interno Bruto de la región, así como el 65% de la población suramericana. Hoy en día, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú poseen la calidad de Estados asociados.
Pasado y presente del Mercosur
Sin embargo, y pese a su nombre, el Mercosur no llegó a ser un mercado común. En el mejor de los casos, estableció un esquema para una unión aduanera que debería entrar en funcionamiento a principios del nuevo siglo.
El Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto, junto con otros tres protocolos, constituyen el esqueleto institucional y la espina dorsal jurídica del Mercosur. Tratan tanto de la integración económica (contenido) como de la estructura organizativa (forma), pero no de otros aspectos que cobraron gran relevancia en la Unión Europea, como la ciudadanía regional, la cohesión social y la toma democrática de decisiones.

Obstáculos para la Integración Regional
Hoy en día no existe una teoría única que permita el estudio comparativo del proceso de integración europeo con el latinoamericano, pero bien se puede observar estos sistemas políticos desde los siguientes dos enfoques: el federalismo y el regulacionismo.
1. Algunos países miembros (Brasil y Paraguay) prohíben expresamente en su Constitución cualquier delegación de soberanía en instituciones supranacionales. Si bien éste no es un obstáculo insuperable, porque las constituciones pueden reformarse, tampoco es desdeñable.
2. Las asimetrías existentes en cuanto a la magnitud de los países miembros (sobre todo en su población) convertirían cualquier posible “federación” en la entidad más hipertrófica que se pueda imaginar. Esto es así porque uno de los principios básicos del federalismo, la igualdad de las unidades federadas, se vuelve irreal cuando se tiene en cuenta que uno de los países miembros cuenta con más de la mitad de la población total del Mercosur.
3. Todas las federaciones necesitan poseer un “núcleo” de atributos propios de un estado, y ninguno de los miembros actuales está preparado (todavía) para conceder tales facultades a un posible gobierno regional.
4. Así pues, el umbral es demasiado alto. Los países miembros de la Unión Europea sólo lograron comenzar a discutir el federalismo después de cincuenta años de intensa cooperación y muy amplia interdependencia; y en el último y modesto intento de plasmar este asunto en una Constitución, fracasaron.
Tampoco el regulacionismo es una opción para el Mercosur, por estos motivos:
1. El regulacionismo sólo se vuelve aplicable una vez que el nivel y grado de interdependencia económica y social es muy alto, y el Mercosur está lejos de haber llegado a ese punto.
2. Dada la mayor dependencia de los países del Mercosur respecto de potencias “extrarregionales”, es probable que se vean obligados a ajustarse a las normas y estándares elaboradas e impuestas por dichas potencias “hegemónicas”, o sea, por Estados Unidos y la UE, o bien por instituciones internacionales como la Organización Mundial de Comercio o el Fondo Monetario Internacional.
3. La política reguladora depende mucho de tres factores, ninguno de los cuales está presente en el Mercosur: a) acatamiento confiable al estado de derecho; b) relativa autonomía y profesionalismo de la burocracia oficial; y c) “comunidades epistémicas” de especialistas que comparten premisas básicas y procedimientos operativos.
4. En los países democráticos, la eficacia de los organismos reguladores depende decisivamente de que estén insertos en un contexto más amplio de legitimidad política. Esto permite que grupos de expertos no electivos por las reglas democráticas tomen decisiones vinculantes para todos, ya que en última instancia deben rendir cuentas ante parlamentos independientes, comisiones investigadoras, la prensa libre y los partidos políticos rivales. Al mismo tiempo, estos grupos deberían estar exentos de sufrir la discrecionalidad del poder ejecutivo, restricciones financieras arbitrarias y patronazgo. En la mayoría de los países del Mercosur es imposible garantizar que se cumplan estas condiciones.
Además, la retórica política dominante no gira en torno del déficit regulatorio a nivel regional, sino de un supuesto déficit democrático.
Futuro de la Integración Latinoamericana. Conclusiones
La Unión Suramericana de Naciones (UNASUR) fue creada durante la Reunión Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno realizada en Brasilia, en 2008. Se firmó el Tratado Constitutivo de la Unión Suramericana de Naciones, conformada por los doce países independientes de Suramérica, a saber: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, y Venezuela. La diferencia de este proceso de integración regional con los mecanismos anteriores radica en que por primera vez se agrupan en una comunidad política y económica, los países miembros de la CAN y los países miembros del MERCOSUR, además de dos países de CARICOM. – Entre las áreas de acción se encuentran: el diálogo político, la integración física; el medio ambiente; la integración energética; los mecanismos financieros sudamericanos; las asimetrías; la promoción de la cohesión social, de la inclusión social y de la justicia social; y, las telecomunicaciones.
Esta naciente comunidad de naciones avanza actualmente en la discusión para la creación de un Consejo de Defensa Suramericano, propuesta venezolana en el año 1999, y hoy retomada por Brasil.

La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) tiene ya su partida de nacimiento. Su tratado constitutivo se firmó el 23 mayo en Brasilia. Debe ser ratificado por 9 países para entrar en vigencia. Refleja además un consenso en torno al Consejo de Defensa Sudamericano, iniciativa brasileña cuyo perfil y funciones no son aún muy precisas y que no fue aprobada en la reciente Cumbre de Brasilia.
Sólo el tiempo permitirá tener una noción más clara de cuál será la contribución de UNASUR a la gobernabilidad del espacio sudamericano. Si logra efectivamente transformarse en un ámbito para consolidar la democracia, la paz y la estabilidad política en la región, sustentada en países con grados elevados de cohesión social, sus aportes serían entonces valiosos.
Otro interrogante se refiere a su coexistencia con los procesos de integración existentes y, en particular, con el Mercosur del cual Venezuela también es miembro. Según el Tratado de Brasilia, UNASUR debería contribuir al fortalecimiento de la integración regional a través de un proceso innovador que permita ir más allá de la sola convergencia de los esquemas ya existentes.
Acerca del impacto que UNASUR tendrá sobre el Mercosur. Al menos dos escenarios alternativos pueden plantearse al respecto. Uno implicaría que se termine diluyendo, el objetivo de un Mercosur que por momentos parecía aspirar a tener un alcance político sudamericano, pero también el objetivo más concreto de que sea percibido como un instrumento eficaz de transformación productiva conjunta de sus países miembros. La peor variante de tal escenario sería una en el que UNASUR no penetre en la realidad y en el que, a su vez, el Mercosur continúe perdiendo su función de motivar decisiones de inversión productiva orientadas al espacio económico común.
El otro escenario sería uno en el que ambos espacios se complementen y que, además, se potencien mutuamente. Esto es, en el que un Mercosur dotado de instrumentos flexibles pero previsibles, que reflejen metodologías de geometría variable y de múltiples velocidades, pueda constituirse en un núcleo duro de una construcción más amplia de alcance sudamericano en el marco de UNASUR. Técnicamente podría ser posible.
Ante la amenaza latente que representa para la región los TLC, el gobierno de Venezuela dio a conocer su propuesta para avanzar en la Integración: la Alternativa Bolivariana para las Américas.

ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas
Ha sido el esfuerzo más contundente realizado y promovido por el Gobierno venezolano para la integración de los pueblos del Sur, que en este caso se refiere en principio a todos los países al sur de los Estados Unidos de América. Entre los principales elementos que componen la propuesta venezolana se encuentra el incentivo a la negociación directa entre Estados, el fortalecimiento de sus soberanías, la conformación de un bloque de poder autónomo en América Latina y el Caribe, y la elaboración de una carta fundacional de la Unión del Sur, tratado constitutivo que se firmó entre los presidentes de las doce naciones suramericanas: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Venezuela y Uruguay, pero que aun espera la ratificación por parte de los poderes legislativos de al menos nueve paises para poder entrar en vigor, tal como lo establece el artículo 26 de dicho Tratado.
El nuevo paradigma integracionista contraviene los esquemas neoliberales presentes en el ALCA y los TLC, incorporando los principios de solidaridad, cooperación, complementariedad, justicia social y desarrollo compartido. Se trata de una ruptura con la tesis que otorga preeminencia al factor económico sobre los factores culturales, sociales y políticos.
Notas al pie:
[1] La República de Colombia o “Gran Colombia” (nombre que se usa para diferenciarlo de la actual Colombia, que en ese entonces se denominaba Nueva Granada) fue la unión de algunas naciones suramericanas y del Caribe en 1821, que comprendía los actuales territorios de Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, parte de Brasil, Costa Rica, y parte de la hoy en día zona en reclamación entre Venezuela y Guyana.
[2] La Carta de Jamaica es un texto escrito por Simón Bolívar el 6 de septiembre de 1815 en Kingston, en respuesta a una misiva de Henry Cullen donde expone las razones que provocaron la caída de la Segunda República en el contexto de la Independencia de Venezuela.
[3] Ciudad colombiana fronteriza con Venezuela.
[4] Prócer de la independencia en Colombia. Conocido también como”El Hombre de las leyes”, y “El organizador de la victoria”. Muere en 1840.
[5] El Derecho de Patronato consistió en el conjunto de privilegios y facultades especiales que los Papas concedieron a los Reyes de España a cambio de que estos apoyaran la evangelización y el establecimiento de la Iglesia Católica en América.
[6] Instancia multilateral creada por Colombia, México, Panamá y Venezuela en 1983 para promover la paz en Centroamérica, especialmente en los conflictos armados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala.

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